Del 17 de octubre al 25 de noviembre de 2012
Sala Orive
C/ Plaza de Orive nº 2
Entrada Libre
El Arte Negro Africano estaba relegado hasta hace poco más de 50 años
a los museos etnográficos, al considerarse que sus obras no alcanzaban
la categoría de arte. Sin embargo, ha sido una enorme influencia para el
arte de vanguardia occidental a principios del siglo XX.
En el África Negra no existe el concepto occidental del arte por el
arte. La mayor parte del arte africano tiene una finalidad
mágico-religiosa. Tampoco la figura del artista es reconocible en su
cultura tradicional. El escultor africano no dibuja su obra antes de la
realización, él tiene un esquema mental previo de la obra a realizar,
que está regido por la tradición, pero siempre admite variaciones,
pudiéndose decir que las esculturas tradicionales son variaciones de un
modelo ancestral, que representa el espíritu de la comunidad que las
crea.
Hay grandes diferencias estilísticas de unas zonas a otras,
encontramos desde figuras y máscaras esquemáticas a piezas muy
naturalistas. Aunque casi todas tienen en común la simetría, el darle
mas importancia a la cabeza y torso y mucho menos a las piernas, que se
suelen representar cortas y con menos detalle que el resto de las partes
del cuerpo.
Asociado a las distintas culturas africanas ha surgido un arte
generalmente unido a los rituales mágico-religiosos de las distintas
creencias animistas. Éste arte se ha desarrollado desde la prehistoria.
En el arte africano destacan las realizaciones en madera, tanto por su
número como por su calidad, aunque hay esculturas más antiguas en
terracota (Nok S. V AC) y bronces de Benin (S. XIII), en la actual
Nigeria.
En estas sociedades, con economías basadas en la agricultura,
ganadería y pesca, los rituales más importantes son los que más obras
artísticas han producido, estando relacionados con la fecundidad humana y
por extensión la del ganado y los campos.
Todos estos pueblos tienen numerosas esculturas de maternidades,
parejas y diferentes amuletos destinados a propiciar la fertilidad.
La muerte es otro ritual que genera una gran producción de objetos
artísticos. Se piensa que, de algún modo, los muertos siguen presentes
en el mundo de los vivos y con capacidad de influenciar en sus vidas.
Por lo que hay que complacer a los difuntos, propiciando rituales y
objetos escultóricos.
El fetichero o Nganga es a la vez médico, psicólogo y guía
espiritual. Dentro de las prescripciones puede incluir el encargo de la
realización de una escultura a la que inducirá los poderes curativos
concretos.
Las otras grandes demandantes de arte africano son las sociedades de
máscaras, buena parte de ellas son secretas y casi todas masculinas.
Junto a estas sociedades, los grandes y pequeños imperios africanos han
generado también multitud de objetos de prestigio, esculturas, asientos
reales, bastones de mando, tejidos, etc., destinados a exaltar el poder
de sus propietarios.
Resumen del texto de Manuel Méndez para la exposición.
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